La Senda del quebrantamiento

Por Charles Stanley

...Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
2 Corintios 12:9

Dios nos quebranta para que seamos útiles en su reino Así como las uvas se prensan para hacer vino y el trigo se muele para hacer pan, Dios quebranta nuestra voluntad para transformarnos en vasijas útiles en sus manos. Al estudiar las Sagradas Escrituras encontramos que actuó en las vidas de hombres y mujeres a fin de transformarles en la clase de personas que Él deseaba y prepararles para el servicio al que Él les había llamado (He 11). Uno de los ejemplos destacados de cómo Dios usó el quebrantamiento lo encontramos en la vida de Pablo. Durante su ministerio el apóstol experimento adversidades a granel. ¿Por qué permitió el Señor todas estas pruebas en la vida de Pablo? Porque Él actuaba por medio de ellas a fin de que el apóstol pudiera decir años más tarde:“Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Co 12.10). Y lo mismo puede suceder con cada uno de nosotros en particular.

El principio del quebrantamiento
El quebrantamiento es el método de Dios para resolver el problema de nuestra tendencia a actuar independientemente de Él. En un momento u otro todos los creyentes estamos expuestos a caer en esa tentación. No importahasta dónde ha llegado nuestra entrega a Él, siempre lucharemos con ella. No debe sorprendernos, entonces, que el mismo apóstol Pablo haya relatado su experiencia personal a este respecto, en el pasaje de 2 Corintios 12.6-10. Pero gracias a Dios, vemos que el mismo Cristo desea que todo aspecto de nuestra vida sea sometido a su voluntad, por lo que Él procede a eliminar todo obstáculo que impida nuestra entrega total y lograr que confiemos plenamente en Él para que seamos dignos representantes suyos.

Lo que no es el quebrantamiento
Es preciso que entendamos que Dios no desea desalentarnos sino brindarnos la oportunidad de experimentar el privilegio de ser verdaderos seguidores de Cristo si rendimos a Él nuestra voluntad. Esto implica tres aspectos claves:
  • El quebrantamiento no es juicio destructivo. Si el Padre celestial nos reprende es con el propósito de que confrontemos algún pecado que esté controlando nuestra vida en un momento dado.
  • El quebrantamiento tiene como mira el futuro. Dios confronta actitudes tomando en cuenta nuestro futuro y servicio a fin de someternos a su voluntad y convertirnos en siervos útiles. Cuando fuimos salvos Él envió al Espíritu Santo a morar en nosotros a fin de que sujetemos nuestra voluntad a la suya, que Cristo lleve a cabo su vida por medio de nosotros, que nosotros ejecutemos sus planes y que influyamos en los que nos rodean.
  • El quebrantamiento no es castigo. Dios aplica este tipo de disciplina para reivindicar su justicia solo a los que le han rechazado. En cuanto a los suyos, Él nos reprende para demostrarnos su amor y su anhelo de que podamos ser instrumentos útiles en sus manos al someternos a sus designios.

El proceso del quebrantamiento
Dios se enfoca en aspectos de nuestra mente que debemos corregir. Por ejemplo, en la vida de Moisés, de Pedro y de Pablo, Él tuvo que eliminar sus actitudes destructivas antes de utilizarlos para actuar por medio de ellos. En el caso de Moisés, Dios no escogió a un militar para liberar a su pueblo de la esclavitud egipcia sino a un pastor de ovejas que durante 40 años había aprendido a sortear los rigores de la vida en un desierto desolado. Él arregló las circunstancias que le enseñaron a ser obediente para ser el caudillo que liberara a ese pueblo. En repetidas ocasiones Pedro demostró ser impulsivo y el Señor Jesús tuvo que corregirlo (Mt 14.24-31; 26.33-35; Lc 22 54-62; Jn 13.5-10; 18.1-11). El Señor aumentó la presión a fin de que Pedro llegara a ser líder en la iglesia y predicador poderoso el día de Pentecostés (Hch 2.14-47). Por su parte, Pablo tenía motivos para enorgullecerse como fariseo destacado, verdadero erudito, así como denodado misionero que predicó el evangelio en el periodo inmediato a la resurrección de Cristo sufriendo persecución, azotes, encarcelamientos e innumerables sufrimientos (2 Co 11.22- 3). Pero también llegó el momento en el que declaró:“…para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado (por Dios) un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera” (2 Co 12.7). Lo mismo sucede con nosotros: podremos ser instrumentos útiles para Dios solo si le obedecemos. Gracias a su amor Él permite que surjan dificultades en nuestra familia, nuestras finanzas o nuestra salud a fin de que lleguemos a la madurez espiritual que sea efectiva ensu Reino.

¿Por qué nos resistimos a ser quebrantados?
Conviene recordar que el quebrantamiento es el requisito de Dios para que seamos útiles al máximo. Por eso debemos reconocer que somos presa de:
  • Orgullo. Deseamos hacer nuestra voluntad.
  • Ignorancia. Nadie nos ha enseñado el verdadero significado del quebrantamiento.
  • Temor. Nos imaginamos que Dios nos ordenará hacer las cosas más desagradables.
  • Embrollos del mundo. Nos involucramos en situaciones de las que parece imposible desligarnos.
  • Relaciones nocivas. Elegimos entre Dios y cualquier otra persona.
  • Rebeldía. Escogemos actuar a nuestra manera.
  • Ataduras de Satanás. El pecado nos atrapa y no podemos escapar de sus garras.

Consecuencias de rehusarnos a ser quebrantados
  • Obstaculizamos nuestra relación con el Señor.
  • Posponemos el cumplimiento de la voluntad de Dios en nuestras vidas.
  • Hacemos sufrir a nuestros seres queridos.
  • Limitamos el poder de Dios para usarnos.
  • Dios podría hacernos a un lado.

¿Qué nos impide ser usados por el Señor?
Sometámonos al proceso del quebrantamiento y dejemos que Dios nos lo indique y que nos controle totalmente. Entonces podremos experimentar muchas cosas maravillosas que Él tiene reservadas para quienes desean ser vasijas útiles en sus manos.

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